El viernes 29 de diciembre de 1882, Fray Mamerto Esquiú, desde Recreo, tomó La Mensajería a las 7.00, rumbo a la ciudad de La Rioja. El transporte era una galera, tirada por dos yuntas de caballos y tres a veces. El viaje duraba tres días. Mientras cruzó por territorio catamarqueño no llevó el pectoral: “No tengo jurisdicción aquí, aunque es mi provincia natal”, le dijo a su secretario. En esa época, en el camino de La Mensajería funcionaban las postas, para cambiar los caballos y refresco de los pasajeros.
Era mes de diciembre y las lluvias escaseaban, así pasaron por El Suncho, La Horqueta, el carril de La Guardia para llegar a Casa de Piedra, en el extremo sur del cerro Ancasti. A su paso, los paisanos le pedían a Esquiú que rece por la lluvia; así, se internaba en la agreste vegetación de los llanos catamarqueños, a orar de rodillas y con los brazos en cruz. La lluvia no tardó en llegar.