También dio a conocer la Carta Pastoral,
que ayudará a “profundizar en la santidad, vocación principal de todos los
bautizados, y que nuestro querido fraile y obispo la tomó muy en serio,
dejándonos una huella indeleble que nos debe motivar a hacer lo propio”,
expresó.
Los actos centrales se llevaron a
cabo en El Suncho, lugar donde Esquiú dejó su vida terrena para volver al Padre
Eterno, aquel 10 de enero de 1883. Debido a las medidas dispuestas por las
autoridades sanitarias ante la situación sanitaria por el Covid-19, se
realizaron sin la presencia de fieles, con transmisión a través de las redes
sociales del Obispado y de la parroquia de San Roque y los medios de
comunicación social locales.
La Santa Misa fue presidida por el
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el párroco de San Roque
(Recreo- La Paz), Pbro. Domingo Chaves; el párroco de San José (Piedra
Blanca-Fray Mamerto Esquiú), Pbro. Carlos Robledo; Fray Pablo Reartes, de la
comunidad franciscana de Catamarca; el párroco de Santa Rosa, Pbro. Facundo
Brizuela; Pbro. Francisco Urbanc, de la Arquidiócesis de Tucumán; y el párroco
de Frías, Pbro. Sergio Lamberti.
Participaron el Gobernador, Lic. Raúl
Jalil, acompañado por miembros de su gabinete; los intendentes de Recreo, Luis
Polti; de Fray Mamerto Esquiú, Guillermo Ferreyra; de
Icaño, José Pío Carletta; y de
Ancasti, Rodolfo Santillán; legisladores, entre ellos el senador nacional
Dalmacio Mera, entre otras autoridades.
En la homilía, Mons. Urbanc se
refirió inicialmente a la celebración litúrgica del día, la fiesta del Bautismo
del Señor con la que concluyó el solemne tiempo de la Navidad. “En Navidad,
junto al Niño Jesús, veíamos a su Madre y a San José, su familia humana. Hoy se
nos revela su Familia Trinitaria, el Padre y el Espíritu en comunión con el
Hijo hecho hombre en Jesús”, relacionó el Obispo al vincular las solemnidades
con las que se inició y se cerró este tiempo litúrgico.
“Ahora me referiré al gran
acontecimiento que estamos viviendo como catamarqueños y argentinos: el camino
a la canonización del venerable siervo de Dios, Mamerto Esquiú, cuyo primer
hito será la ceremonia de su beatificación, el ya cercano 13 de marzo de 2021”,
expresó posteriormente y agregó: “Para esta ocasión he escrito una breve carta
pastoral profundizando en la santidad, que es la vocación principal de todos
los bautizados, y que nuestro querido fraile y obispo la tomó muy en serio,
dejándonos una huella indeleble que nos debe motivar a hacer lo propio”.
Luego compartió con los presentes y
con quienes seguían la ceremonia por las redes sociales, algunos párrafos de la
Carta Pastoral. "Dios manifestó al hombre con precisión cuál debe ser el
ideal de su vida al llamarlo a ser santo, como Él, el Señor, es santo (…) Y no
ha de pensarse que esta sublime vocación está reservada tan sólo a unos pocos
elegidos, sino que se extiende a todas las personas, ya que Dios hizo salir de
un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra,
y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos
lo busquen a Él, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en
realidad, Él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en Él vivimos,
nos movemos y existimos”.
Más adelante nuestro Pastor Diocesano
recordó que "Mamerto Esquiú es uno de aquéllos que, escuchando la voz de
Jesús, lo dejó todo para seguirlo (cf.
Lc 5,11), ya desde el comienzo de su vida, en el seno de su familia. Allí,
entre sus seres queridos, aprendió a escuchar y a amar a Jesús, aprendiendo al
calor del hogar que la humildad, la ternura, la dulzura en el trato mutuo, el
amor a los propios y la entrega a Dios son el fundamento de una vida con
sólidos fundamentos. Entre los suyos, creció y se fortaleció como persona
humana y como hijo de Dios, mientras la gracia del Señor obraba secretamente en
su corazón, al abrigo de San Francisco de Asís, cuyo amor habían cultivado en
él sus piadosos padres Santiago y María”.
Después de repasar momentos de la
vida de nuestro próximo beato, Mons. Urbanc destacó: "Como no hay vida
espiritual auténtica sin oración, dedicaba mucho tiempo al rezo de las Horas y
a los ejercicios piadosos, especialmente el Santo Rosario y las prácticas de
devoción a San José, habiendo compuesto un Novenario al Sacratísimo Corazón de
Jesús “para darle mayor culto en recompensa de su amor, y en desagravio
de las muchas ofensas que le hacen
los mortales” (cf. Memorias). La devoción a María Santísima impregnó asimismo
su alma, para ir de la mano de la Madre hacia el Corazón de Hijo, como lo dice
reflexionando acerca de una carta que le escribió su hermano Odorico: “María,
Madre de Dios y de los hombres, haced que este tan querido hermano y yo y todos
los que me aman nos unamos a la voluntad y amor de tu Hijo Santísimo” (cf.
Memorias)".
Hacia el final, el Obispo puso de
relieve que Esquiú "Iluminó el orden temporal y promovió la vida cultural
con la luz del Evangelio de Cristo, único Redentor del hombre, defendiendo y
promoviendo la dignidad humana, la paz y la justicia, especialmente en nuestra
patria, a la cual amaba entrañablemente, en la cual asumió deberes cívicos sin
detrimento de su vida religiosa y de la cual llegó a decir: “¡República
Argentina! ¡Noble patria! ¡Todos tus hijos te consagramos nuestros sudores, y
nuestras manos no descansarán, hasta que te veamos en posesión de tus derechos,
rebosando orden, vida y prosperidad! Regaremos, cultivaremos el árbol sagrado,
hasta su entero desarrollo; y entonces, sentados a su sombra, comeremos sus
frutos” (Serm. “Laetamur de gloria vestra”).
“Con estos pensamientos los invito a
que continuemos con nuestra celebración de la Misa Dominical. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, concluyó la predicación.
Antes de la bendición final, el Padre
Chaves agradeció a los presentes e invitó a “vivir en plenitud este Año de Fray
Mamerto, quien fue ejemplo de amor hasta dar la vida”, dijo.
Luego Mons. Urbanc bendijo una imagen
réplica de la Virgen del Valle que recuerda los 400 años de su hallazgo en la
Gruta de Choya, la cual quedará en la parroquia de San Roque.
Seguidamente, se realizó el acto de
bendición e inauguración de las obras concretadas en torno al predio de El
Suncho, importante lugar de devoción a Esquiú en el Este catamarqueño,
concluyendo la jornada con la procesión llevando la réplica de la imagen de la
Madre Morenita.