Ven… Señor… soplo suave… y ayúdame para que como hiciste con San Pablo, deje de perseguir… y elijar anunciar … anunciar un Dios que me grita que no solo tiene sentido el vivir sino el desear la vida.
Ven, Señor, sobre nuestro mundo y nuestros mundos que sufren constantemente el rostro cambiante del mal, que asume formas infinitas tanto a nivel individual (físico, psíquico, moral), como a nivel social (guerras, genocidios, violencias) y a nivel cósmico (terremotos, inundaciones, huracanes, volcanes)… si vienes, Espíritu Santo, evitaremos dar respuestas precipitadas y demasiado fáciles para consolar que molestan realmente al que sufre o bien son un esfuerzo inútil de justificar a Dios…. Ven y consuélanos en la lucha como solo tu sabes consolar, con dulzura y realismo.
Veni sobre todos los que amo para decirles en lo profundo de su corazón que los amo y agradezco lo que son… lo que dan… lo que significan… decicelo, vos señor que tenes privilegio de escucha y dotes de profundidad… y llenalos de tu viento para que se les abran cada vez mas los ojos de sus almas y sean plenamente felices…