Paz, diálogo y oración. Desde la Plaza de San Pedro se eleva de nuevo la voz del Papa por el mundo y por "toda tierra ensangrentada por la guerra". Al final del rezo del Ángelus, Francisco vuelve a dirigir su mirada, como hizo en su reciente viaje a Kazajistán, al Cáucaso, donde en los últimos días se ha pagado el precio de 200 muertos por los nuevos enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán. Dura la condena de la comunidad internacional y fuerte la preocupación expresada también por la Conferencia de Iglesias Europeas. Hoy las armas están en silencio gracias a una tregua acordada con la mediación rusa, pero la tensión sigue siendo alta y también el dolor del Pontífice que no deja de animar a todos a apoyar los esfuerzos para silenciar las armas: