“Sí, el camino hacia la convivencia pacífica comienza con la justicia, que, junto con la verdad, el amor y la libertad, es una de las condiciones fundamentales para una paz duradera en el mundo (cf. Juan XXIII, Carta encíclica Pacem in terris, 18.20.25). ¡Cuántos seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios, están desfigurados en su dignidad a causa de una injusticia que desgarra el planeta y es la causa subyacente de tantos conflictos, el pantano en el que se estancan las guerras y las violencias!”
“Aquel que creó todo según el orden y la armonía, nos invita a reclamar este pantano de injusticia que aflige la convivencia fraterna en el mundo, al igual que la devastación ambiental compromete la salud de la tierra. Que el Señor – dijo finalmente Francisco – los acompañe en el camino y nos guíe juntos por el camino de la paz. Shalom”.
Historia del Congreso judío mundial
Los orígenes del Congreso judío mundial se entrelazan con oscuras páginas de la historia del siglo XX. Cuando 230 delegados que representaban a las comunidades judías de 32 países se reunieron en Ginebra, Suiza, en agosto de 1936 para fundar esta organización. El peligro era claro: los judíos de la Alemania nazi estaban siendo perseguidos y privados de sus derechos. Una creciente ola de antisemitismo también afectaba a las comunidades judías de toda Europa.
Inmediatamente después de su fundación, los principales objetivos de este organismo fueron la movilización del pueblo judío y de las fuerzas democráticas contra la deriva nazi, la lucha por la igualdad de derechos políticos y económicos. En la actualidad, la misión del Congreso judío mundial es promover la unidad y representar los intereses del pueblo judío y garantizar la continuidad y el desarrollo de su patrimonio religioso, espiritual, cultural y social.
El Congreso judío mundial, tal como lo recordó el Papa Francisco, "dialoga con la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo y desde hace años organiza conferencias de gran interés".