Durante su homilía, Mons. Urbanč dijo que “este solemne himno de acción de gracias con el que alabarnos y veneramos a Dios y le rogamos que venga en ayuda de sus criaturas, … resuena en nuestro amado país desde el primer gobierno patrio todos los 25 de mayo, como expresión de nuestra gratitud a Dios por el surgimiento del Estado Argentino que proclamaría su independencia formal el 9 de Julio de 1816, acontecimiento que culminó también con el rezo del Te Deum”.
Luego afirmó que “todos sabemos que los primeros años de la Argentina no fueron fáciles ni tranquilos, pero nuestros próceres rebosaban de espíritu de sacrificio, amor por la Patria, grandeza, generosidad; y, por ello mismo, lograron, en parte al menos, hacer realidad lo que soñaron. Dejando de lado muchas pretensiones, apostaron por el bien común”.
En esta línea señaló que “siguiendo sus huellas, también nosotros hemos de transitar las mismas sendas, para que las difíciles horas actuales no sean un obstáculo infranqueable sino oportunidades que, en base a creatividad, desprendimiento y sacrificio, nos lleven a días mejores”. Y describió: "Días en los cuales se hagan realidad los valores supremos de la verdad, la libertad, la justicia y la amistad social. Días en los que se promueva la dignidad de la persona humana y se concentre la mirada de todos en el bien común. Días en los que reinen la subsidiaridad, la participación, la solidaridad”.