Al reflexionar sobre la Palabra de Dios proclamada, el padre Pavón manifestó que “en el marco de esta celebración, el texto de las vírgenes necias y las vírgenes prudentes bien puede ser para María Magdalena, una mujer que ha decidido consagrarse al Señor, entregarle su vida y hacer una alianza esponsal con Él. Hoy se cumple un año de esa consagración, y es bueno renovarla, agregar aceite a esa lámpara de la consagración para que no se apague, para que cuando llegue el esposo abra la puerta y pueda entrar en la eternidad de Dios”.
“Ella, escuchando el llamado de Jesús, decide caminar en la vida cristiana. Otros lo harán como esposos, otros como sacerdotes, solteros, todos vamos caminando hacia el mismo destino de eternidad de Dios, y lo hacemos en fe esperanza y caridad, provistos de todo lo necesario para que no se apague la luz en nuestro camino”, expresó, pidiendo al Señor la virtud de “la prudencia, estar prevenidos, preparados, caminando hacia el encuentro definitivo con Dios”.
Luego, puesta de rodillas ante el altar, María Magdalena renovó sus votos delante de Dios, acompañada por toda la asamblea con la bendición del sacerdote, momento que fue rubricado con el aplauso de todos los presentes.
Al concluir la celebración eucarística, la consagrada recibió el saludo y afecto de la comunidad, y después todos juntos compartieron un brindis fraterno en el salón parroquial.