Más de 300 peregrinos provenientes de Argentina, junto a varios obispos, entre ellos el titular de la Arquidiócesis Primada de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García y numerosos sacerdotes, religiosos, religiosas, se reunieron en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, para saludar al Santo Padre en un breve pero sentido encuentro, donde la protagonista fue la María Antonia de San José de Paz y Figueroa.
“La caridad de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que «el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Un virus que engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones»”, subrayó el Pontífice.
La futura santa es, para Francisco, un ejemplo y una inspiración que “reaviva” la opción por los últimos y por aquellos que la sociedad descarta y desecha». Como signo de amor y de ternura, Mama Antula, emprendió un “camino de la santidad” que implica “confianza, abandono”. Como cuando llegó sólo con un crucifijo y descalza a Buenos Aires, explicó el Papa, “porque no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios”.
“Ella experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que podamos descubrir su llamada, cada uno en su propio estado de vida, pues cualquiera que sea, siempre se sintetizará en realizar “todo para la mayor gloria de Dios y salvación de las almas”.
El Obispo de Roma destacó la espiritualidad ignaciana de la beata Mama Antula, de la cual “se nutrió” y que la llevó, cuando fue suprimida la Compañía de Jesús, a impartir ella misma los ejercicios espirituales, buscando ayudar a todos a descubrir la belleza del seguimiento de Cristo. Una labor que “no le fue fácil”, especialmente, ante la aversión que se había propiciado contra los jesuitas, y que la obligó a impartir los ejercicios espirituales en clandestinidad, pues estaban prohibidos.
No rendirnos ante la adversidad y no desistir en la misión de llevar el Evangelio a todos, es el otro mensaje que Mama Antula deja al mundo de hoy, pues se trata de un gran desafío. Muchas veces, aseguró Francisco, en la propia familia o el propio lugar de trabajo se puede encontrar un “ambiente árido” para “conservar la fe y tratar de irradiarla”:
“Firmemente arraigados en el Señor debemos ver en esto una ocasión en la que podemos desafiar nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio”.
Por último, el Papa subrayó la devoción que la beata tenía a san José, y su gran ardor por la Eucaristía, “la cual, debe ser el centro de nuestra vida, y de la cual mana la fuerza para realizar nuestro apostolado”. De allí su invitación, a los peregrinos argentina, a participar seriamente, el domingo de la canonización, en la celebración de Cristo, muerto y resucitado.
“A ella, que tanto promovió las peregrinaciones, pidamos que nos ayude en nuestro peregrinar juntos hacia la casa del Padre”, concluyó el Pontífice, encomendando que se encomienden a la Virgen de Luján para que interceda por todos los fieles que peregrinan en Argentina.
Este domingo 11 de febrero, a las 9.30 hora de Roma, el Papa Francisco presidirá la celebración Eucarística con el rito de canonización de la Beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, en la Basílica de San Pedro. El evento será transmitido en directo con la radiocrónica en español por Radio Vaticana - Vatican News a través del sitio web, Facebook Live y el canal de YouTube.