García Cuerva, a los jóvenes: "Revolucionemos la Ciudad con la alegría "
El arzobispo porteño se dirigió a los jóvenes con un mensaje desde Plaza Miserere, en el marco de la "Marcha del Corpus" a través de la Ciudad, y los exhortó a ser “cristianos con onda, con fuerza, con pasión”, que anuncien a Jesús “que es el tesoro más lindo que tenemos”.
“El gran peligro de los cristianos es dejar de ser cristianos que caminan, no solamente con los pies sino con el corazón”, afirmó ante los jóvenes, a los que llamó a “cuidarse de la pachorra del alma, de quedarnos medio dormidos en el corazón”. Para eso, animó a “siempre estar en movimiento con el corazón, siempre querer llegar a otros hermanos, siempre salir a buscar”.
El prelado invitó a los jóvenes a “defender la alegría como una trinchera, siempre agradecidos, sin pensar en nosotros mismos, sino en el bien de todos, de la mano de María, nuestra madre, y animados a provocar una revolución”.
En ese sentido, propuso “que sea una tarde en la que revolucionemos la Ciudad con la alegría. Pero no con el optimismo berreta de creer que está todo bien. Sino con la alegría profunda de que creemos en Jesús. Él es el que está vivo. Él es el que nos entusiasma. Él es nuestra pasión. Es el Señor que está en nuestro corazón y que hoy queremos compartir con todos”.
“Gracias a todos los que han traído la frazada”
“Sabemos que en nuestra ciudad hay muchos hermanos que no la están pasando bien. Hermanos que están en la calle y la calle no es un lugar para vivir. Por eso, en cada frazada pensamos en el hermano que necesita. En cada frazada también denunciamos que hay muchos que la están pasando mal y necesitan de la atención del Estado y de la atención de todos. Y en la frazada también queremos compartir con aquel hermano su momento de dolor y decirle que no está solo”, enfatizó.
A continuación, la peregrinación partió rumbo a Plaza de Mayo, encabezada por la Virgen, con los jóvenes como hijos detrás de ella. Al llegar, participaron de la misa, que fue concelebrada por los obispos auxiliares de Buenos Aires.
En la homilía, el arzobispo expresó su deseo de que, “en este tiempo en el que tantos hermanos sienten que su esfuerzo no es valorado, en este tiempo en que tanta gente hace cosas por los demás solidariamente y no aparece en la tapa de ningún diario, puedan sentir que para Jesús son importantes”. “Tu esfuerzo, tu trabajo, tu vida, para Jesús, son significativas y valiosas”, aseguró.
La expresión pública de fe llevó por lema "La alegría de la mesa compartida", y en esa línea planteó el arzobispo: “Anticipamos en Buenos Aires la mesa de la fraternidad y de la justicia celebrando unidos esta Eucaristía preparada con el compromiso de todos, porque queremos hacer de nuestra sociedad una mesa con lugar para todos, y de la ciudad, una mesa familiar, donde, al mirarnos nos demos cuenta si falta alguien, y salgamos a su encuentro como hermanos”, concluyó.
Tras la celebración eucarística, el arzobispo de Buenos Aires encabezó la procesión alrededor de la Plaza de Mayo encabezada por la custodia del Santísimo Sacramento, bendijo con Él a los fieles y renovó la consagración de la Ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján.+