El XI domingo del tiempo ordinario el Papa Francisco dirigió la oración del Ángelus desde el Palacio Apostólico acompañado de los peregrinos en la Plaza de San Pedro y, reflexionando sobre el Evangelio del día que “nos habla del Reino de Dios a través de la imagen de la semilla” (Mc 4,26-34), presentó la invitación de Jesús a reflexionar “en particular sobre una actitud importante: la espera confiada”.
“En la siembra”, reflexiona el Papa: “por buena y abundante que sea la simiente que esparce el agricultor y por bien que prepare la tierra, las plantas no brotan inmediatamente: ¡hace falta tiempo y esperanza! Por ello, es necesario que después de sembrar este sepa esperar con confianza”, dijo.
Y hace referencia al trabajo que ya hace la tierra durante la siembra: “pero es invisible, se necesita paciencia y, mientras tanto, es necesario seguir cuidando las tierras labrantías, regarlas y mantenerlas limpias, a pesar de que en la superficie parezca que no sucede nada”.
“También el Reino de Dios es así”, explica el Papa: “El Señor deposita en nosotros las semillas de su Palabra y de su gracia, semillas buenas y abundantes, y después, sin dejar de acompañarnos, espera con paciencia”.
El Santo Padre recuerda que el Señor cuidad con la confianza de un padre, pero espera el tiempo necesario “para que las semillas se abran, crezcan y se desarrollen hasta dar fruto de buenas obras”.