“Se inicia, en este día, en el Año Jubilar de la Esperanza, en la tierra que vio nacer y morir a nuestro Beato Mamerto Esquiú, el año que conmemora el 142º Aniversario de su fallecimiento. Por eso, es muy propicio que se haya decidido que, junto a la devoción a la Santísima Virgen María, Nuestra Señora del Valle, estuviera la presencia del catamarqueño más ilustre”.
“La Orden franciscana, en Argentina, -continúa- tiene la grave responsabilidad de difundir la vida y obra del Beato, como así también llevar adelante la causa de su canonización por medio de la consideración seria sobre las gracias y posibles milagros que se reciben, fruto de la devoción que se le tiene. Mientras esperamos el día glorioso de su canonización, podemos hacer caso a su mensaje, dado en el sermón sobre la Eucaristía, en el que nos anima a que vivamos del deseo y la esperanza en el Señor. El Beato Esquiú nos invita a tener estos sentimientos en cada Eucaristía, especialmente cuando le decimos: ‘¡Ven Señor Jesús!’”.
En otro párrafo de la misiva dice: “Dios nos educa purificando y acrecentando nuestros deseos: ese modo de enseñarnos consiste en saber esperar. Pues, aquellos que sinceramente buscan a Dios, guiados por el deseo y el amor, terminan por hallarlo, aun cuando, en lo inmediato, deban caminar sostenidos sólo por la fe y la esperanza. Así es, una característica del deseo bien orientado es guiarnos en nuestro itinerario hacia Dios, aún en medio de la oscuridad. De este deseo y esperanza, tenemos muchos testimonios en los escritos y la vida del Beato Mamerto Esquiú”.
Por último, cita a “San Juan Clímaco, quien dice: ‘La esperanza es un tesoro hecho de otros tesoros que todavía no han aparecido’. Ojalá todos los que miramos este Año Jubilar de la esperanza como promisorio, y podamos ver al menos algo de lo que todavía no ha aparecido, algo de los infinitos bienes y gracias que el Señor nos tiene prometido. ¡Que el Señor no dé a todos la Paz y el Bien!”.