Esta peregrinación, que rindió homenaje a santa Mama Antula, buscó transmitir la esperanza y la fe que caracterizaron el caminar de María Antonia de San José por el país.

Con velas encendidas, un grupo numeroso de peregrinos llevó el mensaje de un "Dios que vive en la Ciudad" desde la Santa Casa de Ejercicios, en avenida Independencia y Salta, hasta la basílica de Nuestra Señora de La Piedad, donde descansan los restos de la santa.

El santuario de San Cayetano en Liniers también se unió a la peregrinación.

Una vez en el templo, el arzobispo porteño, monseñor Jorge García Cuerva, celebró la Eucaristía como cierre de la peregrinación. Concelebraron la misa y acompañaron también la procesión por las calles de la ciudad, los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Pedro Cannavó, monseñor Iván Dornelles, monseñor Alejandro Pardo y monseñor Alejandro Giorgi, junto con el párroco, presbítero Raúl Laurencena, y otros sacerdotes. 

A la luz del Evangelio en el que se relataba que una mujer llamada Marta recibe a Jesús en su casa mientras caminaba y visitaba una aldea, monseñor García Cuerva recordó que "también nosotros hoy vinimos caminando, uniendo estos dos lugares tan significativos para la ciudad de Buenos Aires y me animo a decir que para la Argentina. La Casa de Ejercicios Espirituales, esta edificación más antigua de la ciudad y un centro de espiritualidad de nuestra querida arquidiócesis con esta basílica de la Piedad, donde descansan los restos de nuestra primera santa argentina".

"Venimos peregrinando y uniendo estos lugares porque queremos también que tomen la relevancia que corresponde. No son solamente dos edificios antiguos, no son solamente dos edificios que guardan recuerdo de otra época, sino que son dos edificios que nos hablan y nos dan vigencia de nuestra quería María Antonia de San José", aseguró.

"Hoy nosotros somos responsables de actualizar su vida y su testimonio, y venimos peregrinando como ella que también peregrinó y que también caminó desde Santiago del Estero hasta nuestra ciudad de Buenos Aires", agregó.

El arzobispo porteño señaló que, si bien "no vamos a ser rencorosos, sabemos que a Mama Antula no la recibieron con mucho cariño en la ciudad, que la apedrearon, que la trataron de loca, que la rechazaron. Buenos Aires cuando quiere es muy hospitalaria, pero cuando quiere también es un poco odiosa y así le fue a Mama Antula, la golpearon, la maltrataron y difamaron".

"Por eso creo -dijo- que, así como nosotros queremos ser una Iglesia peregrina, una Iglesia que camina, como lo fue santa Mama Antula, también tenemos que tratar de ser una Iglesia hospitalaria, una Iglesia que reciba a todos, una Iglesia que no cascotea ni difama a nadie, y por eso este signo de caminar por las calles de la ciudad es acercarnos a la gente a querer compartir nuestra fe, simplemente reconocernos hermanos de la misma fe y entonces compartir con ellos la estampa de Mama Antula".

Y manifestó: "Seamos una Iglesia peregrina, hospitalaria y una Iglesia que escucha al Señor, como hizo Marta con Jesús, y sabemos bien que si hay algo que justamente hacía Mama Antula con los ejercicios espirituales era poder conectar el corazón de cada persona que participaba con la voz de Dios. Que podamos escuchar la voz de Dios con el corazón, que se pueda escuchar la voz de Dios con la vida". 

Monseñor García Cuerva aseguró que "Mama Antula es una hermosa síntesis de Marta y de María, de estas dos mujeres del evangelio, profundamente hospitalarias". 

Finalmente, el arzobispo porteño destacó, en este 8 de febrero, Día Internacional de la Mujer, a las "mujeres madres, las mujeres abuelas y las mujeres que sostienen la esperanza de nuestro pueblo, aquellas que más allá de las dificultades todos los días salen a trabajar, salen a llevar a sus chicos a la escuela y dedican sus vidas a los demás; son las mujeres en nuestra sociedad las que a veces nos sostienen". 

"Las mujeres, en los tiempos más difíciles son un testimonio de esperanza. Nunca bajan los brazos, la pelean y la siguen luchando", concluyó.+