En el atrio, los peregrinos del país y locales fueron recibidos por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, quien los bendijo, y luego ingresaron al templo para participar de la Santa Misa, que fue concelebrada por el rector de la Catedral y Santuario mariano, padre Gustavo Flores, y los sacerdotes peregrinos de los Hogares de Cristo, Marcelo Durando y Gastón Colombres.
En el inicio de su homilía, Mons. Urbanč destacó este acontecimiento, indicando que “en el centro de Catamarca se han podido dar cuenta que está sucediendo algo especial. Desde el 7 de agosto, día de San Cayetano, comenzaron a peregrinar por todo el país, hermanos de los Hogares de Cristo con la imagen de la Virgen de Luján, Patrona de Argentina. Hoy llegan acá, y los recibimos con el corazón jubiloso, llenos de la presencia de Dios, porque ustedes nos traen a Jesús”. Y como “Jesús con su Madre nos visitan acá, en Catamarca, nosotros los acogemos con alegría y gratitud, y pedimos al Señor que los siga fortaleciendo y acompañando”.
Más adelante afirmó que Jesús, “quien es el corazón de los Hogares de Cristo”, pide que cada uno de los que están en estos Hogares, en las Fazendas, los Cenáculos -lugares de recuperación de personas con adicciones-, “reconozcan que Dios es la fuente y el origen de todo bien, de toda felicidad, de toda libertad, de la verdad”.
Entre otros aspectos de su reflexión, el obispo expresó: “En la presencia de tantos hermanos nuestros que andan luchando y están agradecidos, y por eso peregrinan por todo el país con María, le vamos a pedir al Señor que nos dé la gracia de saber escuchar los gritos de nuestros hermanos, gritos silenciosos también”. Petición que hizo por intercesión de “María en su advocación de Luján, que nos visita hoy, acá, donde siempre estamos al lado de Nuestra Madre llamada del Valle, que nos acompaña en el valle de este mundo”.
También rogó al Beato Mamerto Esquiú, “un gran hombre luchador de su tiempo por hacer el bien a sus hermanos, que nos ayude a seguir sirviendo a todos, pero sobre todo para saber interpretar el pedido, la súplica de tantos hermanos con los que compartimos la vida”.
Finalmente pidió a Dios “por esta buena obra que el Espíritu Santo está haciendo en nuestra sociedad con los Hogares de Cristo, y con todos los otros servicios eclesiales, para acompañar a los hermanos que están esclavizados”, llamando a que pongamos lo mejor de nosotros mismos para acompañar esta obra que viene a liberar tantos corazones atados por los miedos, por las dudas, para cooperar con la transformación de este mundo, que nos toca como hermosa y apasionante tarea”.
Antes de la bendición final, se escucharon dos testimonios conmovedores del paso de Dios por la vida de personas que superaron las adicciones y hoy pueden decir en voz alta: “El Hogar de Cristo me devolvió las ganas de vivir”, y “llegué a morir con dignidad, pero me encontré con la Vida; llegué con esperanza que se convirtió en fe y ahora en obra”.
Recordamos que esta peregrinación, que en estos días está pasando por el NOA, está animada por el lema “Ni un chango menos por la droga”.