¿Cómo es su conocimiento de Claudio Perusini, el hombre que con su milagro de salud lleva a los altares de la santidad a Mama Antula?
Conozco a Claudio hace más de 50 años, fuimos compañeros de colegio en la Inmaculada Concepción en Santa Fe, Argentina. Ingresamos en el mismo año en la Compañía de Jesús, 1978, él luego se retira antes de ser ordenado y trabaja en el sur de país, en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Conoce allí a su esposa, tienen dos hijos, forman una familia muy linda. Después de varios años nos volvimos a reencontrar y compartimos una amistad muy honda, muy profunda que nos lleva en la vida a esta situación de poder ser Claudio la persona milagreada por la intercesión de Mama Antula.
¿Qué pasó por su mente, corazón, cuando puso en manos de Mama Antula la delicadísima salud de su amigo?
A las pocas horas de que Claudio tuvo su accidente cerebrovascular, su esposa me llama e inmediatamente salí de Buenos Aires y me fui a Santa Fe directo al Hospital Cullen, me llevé unas estampas de Mama Antula, en el viaje le pedí a Mama Antula que lo sanara, que intercediera por él. En la sala de terapia intensiva estuve rezando, Claudio estaba intubado, inconsciente, en un coma 4 —creo— muy fuerte, y le pedí a Mama Antula que lo sanara. También les dije a los enfermeros y médicos que estaban allí que le rezaran a esta “santita” que seguramente iba a ayudar a Claudio y le dejé una estampa debajo de monitor.
Después de un rato de oración fui a visitar a la mamá, a la esposa, a los hijos, en un ambiente muy difícil, muy duro, muy triste porque las perspectivas de vida eran muy pocas, escasísimas, y cómo iba a quedar Claudio después de este ACV tan fuerte. Volví a Buenos Aires ese mismo día, al otro día fui a rezar a la tumba de Mama Antula [que está ubicada en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, barrio de Balvanera de la capital argentina] y le pedí a muchos amigos y amigas que rezaran —y de hecho así lo hicieron—, lo mismo la familia de Claudio con quienes empezamos una Novena, ellos también pidieron a otros que no conocían a Mama Antula que rezaran, y se hizo una cadena de oración muy fuerte.
A los 8 días Claudio empieza a tener signos de recuperación y antes de fin de mes le dan de alta en el Hospital Cullen para iniciar su rehabilitación motora; cognitivamente estaba muy bien y, hasta el día de hoy, lleva una vida normal.
¿Qué pasó por mi corazón? Solo confianza en la intercesión de Mama Antula porque esta mujer vale oro.
Este 11 de febrero no estará ni en Roma ni en Buenos Aires ni en Santiago del Estero, casi como si la nueva santa le entregara una prueba. Cuéntenos, por favor, cómo seguirá desde lejos los acontecimientos de la ceremonia de canonización.
Este 11 de febrero junto con millones de argentinos vamos a acompañar la canonización a través de la televisión. Lamentablemente, porque estoy realizando una tarea que me ha pedido la Iglesia, aquí, en la diócesis de Mar del Plata, no puedo dejar este rebaño: tengo que acompañar, escuchar y ojalá poder así entre todos trabajar para que la Iglesia de Mar del Plata esté nuevamente en lo principal que es la misión apostólica y el trabajo pastoral. Acompaño estos días tan lindos y tan llenos de gracia para todos: para los peregrinos en Roma y para todos los argentinos que desde acá vivimos esta fiesta de Mama Antula, la primera santa argentina.