En el inicio de su homilía, el padre Tapia afirmó: “Dice un pasaje de San Pablo que Dios dispone de todas las cosas para el bien de los que Él ama. Y realmente la Providencia de Dios nos ha conducido a esta peregrinación y a esta culminación de nuestra fiesta patronal, y digo la Providencia porque el padre Marcelo me llamó cuando estábamos organizando nuestras festividades, y junto con la gente del Movimiento Familiar Cristiano y de la Pastoral Familiar querían caminar con nosotros y venir desde la Sagrada Familia hasta la Casa de Nuestra Madre. Así que nos hemos sumado a esa hermosa iniciativa, y acá estamos”.
Comentó que “el Señor Obispo deseaba acompañarnos, pero como es un gran pastor y peregrino, está en la sierra en El Alto” terminando su visita pastoral, a la vez que agradeció “de modo especial al padre Juan Ramón Cabrera, el rector del Santuario, que nos ha cedido la Catedral en este horario en que podemos disfrutar junto a la Madre Santísima y la Sagrada Familia”.
Respecto de la Palabra de Dios proclamada expresó: “Hemos revivido, por la gracia de Dios, una escena que está solamente en el Evangelio de Lucas en el capítulo 2, del versículo 42 en adelante, una escena preciosa porque es la única en que contemplamos a Jesús Niño, como nuestros niños de la Catequesis. Jesús, dice el texto bíblico, y sus padres iban todos los años a Jerusalén”, ya que “en la ley dice que un creyente judío tenía que peregrinar tres veces a Jerusalén. Como José y María eran creyentes suben a Jerusalén con el Niño, y cuando regresan se dan cuenta que no lo tenían al Niño…lo buscan algo angustiados, y Jesús les dice: ‘¿No sabían que debo estar en las cosas de mi Padre?’. Pero, dice el texto, ellos no comprendieron, María tampoco, guardaba estas cosas y las meditaba en su corazón”… “Él regresó con ellos en obediencia y crecía en estatura, en sabiduría y en gracia. Y ahí termina el Evangelio de la infancia, lo que sabemos del Niño”.