A su arribo al templo, se celebró la Santa Misa, presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por el padre Juan Antonio Cabrera Ruiz, sacerdote misionero español, quien brinda su servicio pastoral en esa comunidad, jurisdicción de la parroquia San Pío X.
En su homilía, el Obispo destacó la presencia de la Virgen María en todo el mundo a través de distintas advocaciones, señalando que “la de Guadalupe es la primera manifestación de la Virgen en Continente Americano. Al año siguiente que México se hace Obispado, el primero en América, en el año 1530, el franciscano Juan de Zumárraga asume como obispo, y en el 1531, ya la Virgen se aparece y le va a pedir a San Juan Diego que le diga al obispo que ahí, en el (cerro) Tepeyac, le construya un templo. Así que 39 años después de que Colón llega a estas tierras americanas en 1492, la Virgen dijo: ‘Acá debo trabajar’. Y así se manifestó a un nativo, que es San Juan Diego, a quien le dice: ‘¿Acaso no estoy aquí, yo, que soy tu Madre?’. Cuántas veces tendremos que escuchar eso cuando andamos preocupados, angustiados. Tenemos que escuchar lo que María le dice a San Juan Diego”.
Luego afirmó que “María es la Mamá del Cielo, la que ha asumido el rol de ser la Madre de todos los hombres, por los poderes que le da Jesucristo… Tenemos que ser agradecidos con Dios que nos ha dejado a la Virgen como Madre, a la que hay que escuchar y de quien hay aprender, ya que María es Maestra de la fe, del amor cristiano, y nosotros tenemos que estar siempre a su lado para que nos lleve a Jesús, quien es el Salvador del mundo”.
Al referirse a los textos bíblicos proclamados apuntó que según “la profesía de Isaías, Jesús es el Emmanuel ‘Dios con nosotros’”, destacando “el rol principalísimo de la Virgen, quien es el trono del Dios por quien se vive, porque Jesús nació de María, fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, gestado en sus purísimas entrañas, alumbrado y educado por María”.
Más adelante, expresó que “acá, en Valle Chico, María asumió la tarea de hacer una gran comunidad con todos los que han venido y vendrán a vivir aquí… Es un gran trabajo que tiene María en esta advocación de Guadalupe, así como lo hizo en los orígenes de la evangelización en América, lo está haciendo en los orígenes de esta gran comunidad que Dios quiere formar en Valle Chico. María tiene esa misión de atraernos a todos a Jesús”.
Finalmente, Mons. Urbanč le rogó a la Virgen “que seamos discípulos misioneros, discípulos de Jesús y enviados por Jesús a atraer a otros a que vengan a estar con Él, que lo conozcan, lo amen, se pongan a su servicio y que puedan alcanzar un día la vida eterna. Que en esta fiesta en honor de Nuestra Señora de Guadalupe podamos abrazar este mandato misionero de transformar esta realidad en una gran comunidad de hermanos que alaban y bendicen a Dios y que viven de acuerdo con las enseñanzas de Jesucristo, que construyen el Reino de Jesús acá, en Valle Chico, que forman familias sanas, según el proyecto de Dios”.
Luego de la Comunión, toda la asamblea se consagró a la Virgen y la alabó con el canto.