Asimismo, destacó que Santa Rita fue “una mujer santa, sin rencores, sin odios, que busca la santidad no sólo personal sino la santidad de todos con los que ella vive. Y por eso quienes la han conocido la han llamado patrona de los imposibles, porque lo que es imposible para nosotros es posible para Dios, y esta amiga que tenemos en el Cielo va a pedir esa gracia”.
Hacia el final de su reflexión, el obispo se refirió a la sinodalidad, indicando que “estamos caminando un tiempo de entrenamiento especial, que es el camino sinodal, que tiene que ser el estilo de la vida de la Iglesia. Pero esa Iglesia comienza a ser tal en la familia, y ahí hay que caminar juntos, los padres con los hijos, los hijos con los padres, y si tenemos algunos más en la casa también con ellos. Aprender a caminar junto con mis vecinos, dentro de la comunidad eclesial, pensar juntos, decidir juntos y ejecutar juntos, no cada uno por su lado”.
Hacia el final invitó a que “le pidamos a Santa Rita que en esto de caminar juntos, que muchas veces parece un imposible, nos ayude a que nos habituemos a trabajar con este nuevo estilo… y que Santa Rita nos ayude a profundizar mejor nuestra fe, a apreciar mucho la fe”.