De la Eucaristía, concelebrada por varios sacerdotes, participaron una multitud de fieles de las diversas parroquias, como así también religiosos y religiosas, autoridades municipales y educativas.
“Este día en que hacemos memoria agradecida de quien fuera nuestro primer obispo y pastor, rememoramos su paso y su entrega generosa y desinteresada en nuestra querida diócesis de Añatuya y conmemoramos que hace 30 años ha sido llamado al encuentro definitivo con Dios”, señaló el prelado al inicio de su homilía.
A la luz de las lecturas bíblicas, afirmó que monseñor Gottau fue un hombre “tomado por el Espíritu Santo y que supo corresponder a su obra con disponibilidad y docilidad para ser instrumento de Dios allí donde fue enviado”. “Hoy apreciamos y reconocemos que tantas obras, proyectos y gestos por los que recordamos su vida y legado fueron frutos de su dejarse guiar y conducir siempre por el mismo Espíritu Santo”, agregó.
"Monseñor Jorge Gottau -dijo- fue un hombre misionero, portador y testigo de la luz de Cristo, predicador del Evangelio de la salvación. Quien ve a Jesús ve al Padre, y quién vio a monseñor Jorge seguramente pudo percibir al mismo Jesucristo que a través de su discípulo misionero pasaba haciendo el bien y realizando los signos del Reino”.
Y destacó: “Fue un instrumento precioso y valioso en las manos de Dios, hoy podemos decir que fue verdaderamente un hombre todo de Dios, el Señor puso sus palabras en su boca y sus gestos en sus manos y en sus pies. Su ministerio y pastoreo fue verdaderamente generador de vida a lo largo y ancho de toda nuestra diócesis”.
El obispo de Añatuya aseguró también que el fallecido obispo “fue un hombre de Dios, lleno del Espíritu Santo, testigo de la luz y predicador de la Palabra, también podemos decir que era un hombre de caridad activa y pastoral”.
Monseñor Corral subrayó que estaba “revestido de la caridad de Cristo" porque era "un hombre profundamente eucarístico". La Eucaristía estaba como imagen en el centro de su escudo episcopal, la Eucaristía como sacramento del amor y fuente de la caridad fraterna que se prolonga y se irradia en la vida cotidiana donde nos vamos haciendo don ofrecido y pan partido para los demás”, enfatizó.
De este modo Jorge Gottau, supo ligar admirablemente la Catequesis con Cáritas, el amor a Dios con el servicio a los hermanos, el anuncio del Evangelio con la promoción humana, la fe con la vida.
Monseñor Corral recordó además que además de sus "fecundos 31 años de episcopado", Gottau también "supo dar paso a la pasión en el período de la difícil y dolorosa enfermedad que padeció" y finalizó: "Hoy confiamos que estará disfrutando de la gloria de Dios, por lo cual pedimos la gracia que la iglesia lo pueda un día proclamar entre sus beatos y santos. Su presencia luminosa en su andar como peregrino en esta tierra es ahora una presencia luminosa para siempre porque pervive en esta Iglesia local, de la cual se le confió sus inicios”.
“Que María Santísima nos ayude para acoger y seguir la obra del Siervo de Dios, Jorge Gottau, siguiendo sus huellas y sirviendo con alegría a Dios y a los hermanos”, concluyó.