La esperanza de “ver” al Papa

Desde hace días, varios periodistas, pero también gente común, preguntan por las imágenes del Papa. El último se remonta, de hecho, a hace más de un mes, cuando en Santa Marta, la mañana antes de ser ingresado en el hospital, Francisco había recibido a los miembros de la Fundación española Gaudium et Spes. Desde entonces, nadie, salvo los médicos que lo atienden y sus colaboradores más cercanos, ha tenido la oportunidad de ver al Papa. Su voz, cansada, se escuchó en el audio del 6 de marzo, transmitido durante el Rosario en la Plaza de San Pedro, donde bendijo a los fieles y agradeció a quienes rezaron por él durante este tiempo de enfermedad. Luego varios textos escritos, entre ellos la catequesis del Ángelus y de la audiencia general del miércoles, mensajes, telegramas.

Esta mañana, los aproximadamente 200 niños de UNICEF y de varias organizaciones de Italia que se congregaron en la plaza Gemelli para llevar flores, globos y una “caricia simbólica” al Papa miraron todo el tiempo las ventanas del décimo piso del Gemelli, con la esperanza de ver “algo” blanco moviéndose que no fueran solo las cortinas movidas por el viento. El Papa, un gesto, un guiño, un saludo, una bendición.

Oración, descanso, terapias

Por la tarde, este nuevo signo de la “presencia” de Francisco llega en uno de los momentos más íntimos, la oración. Aquella oración que marca sus días junto al descanso y la terapia farmacológica y la fisioterapia respiratoria y motora, continúa aún hoy. En particular, la Oficina de Prensa informó que el Papa se benefició de fisioterapia motora. Hoy no tuvo visitas, retomó algunos trabajos.

La situación se mantiene estable, como ya se confirmó en los últimos días, pero todavía en un cuadro clínico que el personal médico -según informan los últimos boletines- define como "complejo". Las mismas comunicaciones médicas han comenzado a ser menos frecuentes en los últimos días, precisamente debido a la situación estable del Papa. Sin embargo, la Oficina de Prensa de la Santa Sede informa diariamente a los periodistas (hasta 700 acreditados desde el inicio de su hospitalización) sobre su estado. Mientras tanto, continúa con su vida diaria en el Policlínico Romano, que ha sido su residencia durante más de un mes. «Un momento de prueba», escribió en el Ángelus de este domingo junto a tantas personas «frágiles, en este momento enfermas como yo».