En el inicio de su homilía, Mons. Urbanč expresó: “Estamos celebrando esta Eucaristía para pedir por los periodistas, por aquellos que tienen una función social muy importante: ser comunicadores”. Y “María está con nosotros, nos acompaña y nos invita a que escuchemos a Jesús”, resaltó.
En torno al Evangelio de Juan dijo que “nos presenta esta triple profesión de amor que tiene que hacer Pedro, pero en los capítulos 14, 15 y 16, Jesús, cuando habla del Espíritu Santo habla del Espíritu de Verdad. Esto es muy importante, sobre todo, para iluminar la vida de un periodista, la verdad. Jesús dice: ‘La verdad los hará libres’. Pero no es mi verdad, sino la Verdad que es Dios. Por eso, los periodistas que están acá y otros que han querido venir y no pudieron hacerlo, tienen que saber que la verdad que ocupa sus corazones y deben transmitir, es Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ese Dios que es amor, que es vida, que es plenitud de felicidad para el hombre”.
“Ésa es la verdad que los bautizados debemos vivirla y proclamarla, para que la conozcan, porque esa verdad hace libre al ser humano, le da sentido a su existencia, le pone fundamento”, afirmó, agregando que “por eso, el domingo vamos a celebrar la efusión del Espíritu, que le llamamos Fiesta de Pentecostés”, en la que ”estamos adorando al Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que viene a iluminarnos para que podamos descubrir, conocer, apreciar, la verdad. Entonces, un periodista debe ser un gran devoto del Espíritu Santo, debe invocarlo para que lo ilumine y sepa qué debe decir y cómo lo debe decir, y qué debe callar”.
Más adelante, les pidió a los periodistas: “Transmitan que la fe cristiana… es la fe del amor, de la relación respetuosa con el otro, donde Dios está en el medio y genera ese vínculo. Si no amas al prójimo, no eres creyente”.
“Dios es amor -continuó-, lo dice el evangelista Juan en su carta. Y el amor es posible cuando hay otro... el amor se establece entre pares. Por eso Jesús habla tanto de prójimo, porque sin el prójimo no me puedo realizar en esto profundo para lo que Dios me ha creado, que es para el amor”.
En otro tramo de su predicación consideró que “un periodista debería hacer reflexiones profundas sobre las realidades de la vida; qué es la vida, el amor, la justicia, pero con un profundo contenido antropológico, teológico, trascendente”. En este sentido, dijo que “todo necesita una filosofía, una reflexión sapiencial para que nos lleve a la verdad”.
Asimismo, indicó que “no podemos vivir sólo de información, tenemos que formar y para formar hay que ser muy cauto, porque puedo deformar. Por eso necesito la luz del Espíritu Santo que me ilumine para que no transmita algo que deforma; en lugar de llevarlo a la verdad, lo hago que siga esclavizado en su mentira, en su oscuridad. Tengo que sacarlo de la oscuridad a la luz. Entonces es una tarea grandísima, la del periodista, porque tiene que estar bien formado para poder formar, tiene que tener muy buenos criterios y una escala de valores, para que eso lo ayude a servir con su profesión a toda la sociedad”.
“Así como a Pedro le dice: ‘Sígueme’, también a cada periodista, Jesús le dice lo mismo”, aseveró, apuntando que “si hoy estamos acá celebrando la Eucaristía es porque queremos renovar nuestra fidelidad amorosa a Jesús, queremos servirlo. Y quien nos congrega es la Madre de Jesús, la Madre de la Verdad, la Madre de la santidad, de la amistad, del servicio. Entonces no nos quedemos con una religiosidad que sea una apariencia, tiene que ser verdad. Y la verdad se juega en el cara a cara con Dios. Como Pedro, quien a Ése que lo negó días antes le tiene que decir en la cara: ‘Señor, tú conoces todo, tú sabes que te amo’. Qué lindo, desprendido de todo… El Señor siempre confía en la creatura humana, nosotros tenemos que corresponder a ese voto de confianza”.
Finalmente, rogó “que Nuestra Madre, San Pedro, San Norberto, obispo, y el Beato Mamerto Esquiú, muy cercano a nosotros, con su intercesión nos ayuden a ser testigos de la verdad, a ser verdaderos discípulos del Espíritu Santo”.
Seguidamente, los periodistas elevaron las súplicas por el Papa León XIV, nuestro Obispo y sacerdotes, por los gobernantes, por los periodistas, para que sepan comunicar lo que es justo y verdadero, por el periodista Roberto Chacón, quien estaba cumpliendo años en esa jornada, al igual que la colega Rosana Orquera, y por los periodistas que ya partieron a la Casa del Padre Celestial.
Antes de la bendición final, rezaron la Oración del Periodista, se consagraron al Sagrado Corazón de Jesús, en el primer viernes del mes, y saludaron a Nuestra Madre del Valle con el canto.
Concluida la Eucaristía, compartieron un brindis fraterno con una rica torta, el soplo de la velita y el canto del Cumpleaños Feliz.