Por tanto “queremos tener siempre el corazón y la mente dispuestos a la inspiración del Espíritu Santo que nos invita al desborde, y como nos pide el Santo Padre”.
Además aprovechó la ocasión para agradecer al Episcopado mexicano por la manera como “se abrieron para nosotros hace una semana para acoger a la Asamblea Eclesial en modalidad virtual y presencial”.
“En esta casa nos hemos encontrado y reencontrado amigos de hoy y de ayer. Hemos iniciado y reforzado lazos de fraternidad, de comunión en una asamblea dinámica, donde la distancia, la pandemia y diversas circunstancias, no han sido impedimento para saludarnos, escucharnos y discernir”, añadió.
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Por otra parte, también ha extendido sus parabienes a diversas comisiones: “A la Comisión de Espiritualidad y Liturgia: norte de nuestro encuentro, luz de la espiritualidad, oración y comunión”.
También “a la Comisión de Metodología de los grupos, Programas y Contenidos, a la Comisión de medios de comunicación y a la Comisión de Tecnología, conexión y transmisión”.
Acotó: “Aquí hago una mención especial: la virtualidad ha estado al servicio de la comunicación. Se ha vivido una verdadera comunión. Nuestra voz y nuestro mensaje han sido amplificados y han llegado a todo el mundo gracias a este grupo”.
Para el prelado “ha sido un mosaico digital, pero ‘humano’, de rostros, sonidos y colores que hemos visto y escuchado a través de las pantallas, han hecho sentir en este auditorio a los cientos de asambleístas virtuales, y a ellos los han hecho estar aquí presentes entre nosotros”.
“¡El mundo nos ha visto gracias a ustedes! Ha sido una hermosa y ejemplar experiencia de buen uso de los medios de comunicación y de la tecnología. ¡Gracias a los jóvenes talentos puestos al servicio de la Iglesia!”, señaló.