"Damos seguimiento a las palabras contenidas en la exhortación apostólica Dilexi te dedicada a los pobres", afirma el cardenal Konrad Krajewski, prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, "porque es necesario actuar concretamente, prestar atención a los necesitados". En el texto papal queda clara la dirección que desde siempre ha tomado la Iglesia, que de hecho "sabe que su anuncio del Evangelio sólo es creíble cuando se traduce en gestos de cercanía y acogida". A través del Patriarcado latino de Jerusalén, los antibióticos enviados ya han sido distribuidos a los necesitados. El limosnero recuerda que, durante los años de la guerra, se intentó ayudar enviando dinero para víveres y gasóleo.
La caridad del Papa no se detiene ni siquiera ante el conflicto de Ucrania. Después de muchas misiones para llevar ayuda, generadores eléctricos, ropa térmica para combatir el frío, la Limosnería siguió apoyando a la Basílica de Santa Sofía de Roma, "la Iglesia de los ucranianos", activa en el apoyo humanitario en el país del Este europeo, de donde de hecho salen constantemente camiones cargados de productos de primera necesidad. En los últimos días han llegado a Járkov paquetes blancos con las banderas vaticana y ucraniana y la inscripción, también en italiano y ucraniano, "Regalo del Papa León XIV al pueblo de Járkov". En su interior hay conservas, aceite, pasta, carne e incluso productos de limpieza. Es la forma que tiene el Pontífice de estar cerca del sufrimiento y el dolor de un pueblo, agotado por años de guerra, que aún no puede vislumbrar la luz de la paz.