Luego compartió que “quizás por el contexto de que ando un poco enfermo, me viene a la cabeza, recuerdo de chico, una frase que me decía papá: ‘Luis, en la vida, si quieres amar prepárate a sufrir’. Y a mí me descolocaba esa frase, que unía el amor con el sufrimiento. Estoy seguro que cada uno de ustedes lo entiende, las mamás lo deben entender muy bien. Si quieres amar, es decir, relacionarte con otros, ayudar a otros, vas a tener que sufrir. El amor verdadero está estrechamente unido al sufrimiento. Y si uno quiere entender eso tiene que mirar la cruz de Jesús, porque Cristo crucificado nos muestra la mayor expresión de amor, que es dar la vida por otros”.
“Eso lo fui entendiendo poco a poco con la vida, porque la vida te enseña. Los sufrimientos nos enseñan, y pasa el tiempo y uno se vuelve más limitado, toda la fuerza propia de la juventud se va apagando. Y uno tiene que batallar con sus propios límites. Cuando uno es joven tiene el límite de la inexperiencia, de las tentaciones, del mero quehacer, y se olvida del ser. Pero la vida tiene sus ciclos y después tiene que empezar a pensar más en lo que uno es y valorar eso”, continuó meditando.
En otro tramo de su reflexión indicó que “hoy, a los pies de la Virgen, doy gracias a Dios por esta elección del Señor… Éste es el camino que he iniciado hace 43 años atrás, y me toca celebrar ahora. Ni me imaginaba en aquella época que justo en el día de San Fernando me iba a ordenar sacerdote, y vengo a ser Obispo acá, en Catamarca, y la sede está en San Fernando del Valle de Catamarca. Son las cosas con las cuales Dios nos va sorprendiendo en el camino de la vida”.
“Y precisamente, lo quiero unir a esta primera lectura, por eso me vino la frase de papá, y San Pablo también habla de lo mismo”, manifestó, señalando luego sobre los padecimientos que vivió Pablo por causa del Evangelio. En torno a ello, destacó que “los cristianos tenemos una dicha muy grande, porque podemos entender que el dolor tiene un sentido, que no es solamente algo que hay que padecer, sino que hay que ofrecer. Y el dolor se vuelve redentor, porque está unido al de Cristo… Por eso en los momentos de dificultad, de problemas, de angustias, de oscuridades, tenemos que mirar a Jesús, quien nos da la luz que necesitamos frente a nuestro dolor, a nuestros límites, a nuestras impotencias. Pero sí que es importante tomarnos de la mano de Jesús, tomarnos de la mano de María, y así podemos avanzar por el camino de la vida”.
Hacia el final, invitó a que “le pidamos al Señor y a Nuestra Madre, la Virgen, que nos ayuden en los avatares de cada día, para poder siempre mirar con esperanza, con confianza, que el Señor vaya llevando adelante su obra. Y que nosotros sepamos siempre secundar la ayuda de su gracia con nuestro esfuerzo cotidiano”.
Luego de la Comunión, junto con toda la asamblea, el Obispo se consagró a Nuestra Madre del Valle y la honró con el canto en este día especial.