“Hace 4 años la Corte determinó que se apaguen los mecheros. La causa: la gran contaminación ambiental, más de 700 personas con cáncer”, expresó el obispo, recordando que la Corte Constitucional de Ecuador ordenó el apagado de los mecheros de gas que funcionan en la región, tras una histórica sentencia motivada por la alta contaminación ambiental y el impacto directo en la salud de la población. Sin embargo, según denunció el obispo, la medida aún no se ha cumplido.
Los mecheros, utilizados en la industria petrolera para la quema de gas, generan emisiones tóxicas que contaminan el aire, el agua y la tierra, afectando directamente a las comunidades amazónicas. Según organizaciones ambientales y de derechos humanos, estas instalaciones están vinculadas a problemas de salud graves, incluyendo un incremento alarmante de casos de cáncer.
A pesar de la sentencia judicial, Mons. Paz denunció que la situación no ha cambiado: “Todavía no se apagan. Han pasado 4 años. ¿Qué esperamos?”, cuestionó, subrayando que “cáncer significa muerte” y que la vida de cientos de personas sigue en riesgo.
El obispo enmarcó su mensaje en la enseñanza cristiana sobre el cuidado de la creación y la defensa de la vida, recordando las palabras de Jesús sobre la justicia: “Jesucristo nos dijo: Preocúpense del Reino de Dios y su justicia. Hagamos justicia”.
Asimismo, hizo un pedido urgente a la sociedad y a las autoridades para que asuman compromisos reales en defensa de la Casa Común, tal como lo ha pedido el Papa Francisco en la encíclica Laudato Si’: “No contaminemos el aire. Los ríos, la tierra, son la Casa Común”.
Mons. Paz insistió en que este es un tema que trasciende la ecología, pues está relacionado con los derechos humanos y colectivos de los pueblos amazónicos: “Necesitamos hombres y mujeres de buena voluntad para hacer realidad el Reino de Dios y su justicia”.
Ecuador es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, pero también enfrenta graves conflictos socioambientales relacionados con la explotación petrolera. En Orellana y Sucumbíos, la quema de gas en mecheros ha sido una práctica común durante décadas.
El pronunciamiento de Mons. Paz se suma a las voces que exigen el cumplimiento efectivo de la sentencia y la construcción de un modelo de desarrollo que respete tanto a las comunidades como a los ecosistemas amazónicos: “Hagamos realidad el dejar el mundo mejor de lo que lo hemos recibido”, alentó el obispo, en un llamado a la responsabilidad colectiva frente a la crisis ecológica y social.