También puso de relieve la Biblia cuyo mes estamos celebrando, “con gestos concretos de valoración y de centralidad de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Ella nos tiene que dirigir y nos debe llevar a tener la verdadera sabiduría”.
En otro tramo de su mensaje hizo mención a la constitución de la Escuela de Diaconado Permanente en la diócesis, “después de un largo camino de reflexión”, dijo, apuntando que su misión es preparar a “algunos hermanos nuestros para abrazar el diaconado permanente, y diaconado significa servicio, tener hermanos que, ministerialmente unidos al sacerdocio, pongan esta nota distintiva de la vida cristiana, que es la caridad, ocuparse de los pobres… Entonces esto también entra dentro de esta jornada de la peregrinación del Jubileo Diocesano”.
Más adelante, reflexionó sobre la esperanza, eje de este Año Jubilar, señalando que debemos tener “una esperanza que nos permita entrar al corazón mismísimo de Dios”, y “que sea una esperanza alegre, porque Cristo ha vencido a la muerte, nos ha perdonado los pecados, nos ha hecho su familia; somos su comunidad, su pueblo. Entonces, la esperanza tiene que tener esta nota distintiva de la alegría y creo que hoy venimos con alegría”.