El documento fue dado a conocer en un seminario virtual organizado y contó con la participación de los secretarios generales de Cáritas Internationalis, CIDSE (Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Solidaridad) y Pax Christi Internacional.
“No puede haber paz verdadera sin justicia climática, ni justicia climática sin paz”, expresa el texto, que tiene el fin de generar conciencia global y sentar las bases para un cambio estructural en vísperas de la COP30, que se realizará en noviembre en Belém do Pará, Brasil, en el corazón de la Amazonía.
El documento subraya que los problemas ambientales, sociales y económicos no pueden abordarse de forma aislada. “Las crisis del colapso ecológico, la fragmentación del orden global y la pobreza extrema son hilos entrelazados de una amenaza compartida”, señala la declaración.
En este contexto, Martha Inés Romero, secretaria general de Pax Christi Internacional, advirtió que la economía global actual se sostiene sobre intereses que alimentan la violencia y la destrucción: “La industria bélica y la industria de los combustibles fósiles están inextricablemente vinculadas. Ambas se nutren de la desigualdad y de intereses a corto plazo en lugar del bien común”.
La declaración también alerta sobre cómo el cambio climático exacerba los conflictos armados y provoca migraciones forzadas. A medida que aumentan las temperaturas y los fenómenos extremos se vuelven más frecuentes, las tensiones se intensifican, afectando especialmente a comunidades vulnerables. “La acción climática no solo es un imperativo ambiental, sino también un componente vital para la paz global”, se destaca en el documento.
Las organizaciones católicas responsabilizan a ciertas industrias y élites políticas de obstaculizar los esfuerzos por la justicia y la paz.
Durante décadas, explican, la lógica del beneficio ha distorsionado los procesos democráticos y concentrado el poder en manos de unos pocos. “Las industrias de combustibles fósiles, armamentística y financiera prosperan gracias a la inestabilidad y la desigualdad”, afirma la declaración, advirtiendo que esto deja “tierras arrasadas, comunidades fragmentadas y un mundo herido”.
El texto también critica la pérdida de un verdadero multilateralismo en la toma de decisiones globales. “El multilateralismo, como la naturaleza, depende del equilibrio”, señala, recordando que todas las naciones, grandes o pequeñas, deben tener la misma voz en los espacios internacionales. Sin embargo, advierte que la tendencia hacia un mundo “multipolar” donde prevalece “la ley del más fuerte” amenaza la esperanza de un futuro pacífico y la capacidad de enfrentar la crisis climática.
La declaración propone un cambio basado en valores como la solidaridad, el bien común y la opción preferencial por los pobres. Entre las acciones urgentes menciona la reforma de las instituciones financieras internacionales, la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles, la reducción de presupuestos militares y la inclusión de comunidades locales, especialmente pueblos indígenas, en la toma de decisiones.
“Debemos construir sistemas de no violencia activa, profundizando la armonía entre nosotros y con la Tierra”, manifestó Romero durante la presentación.
Asimismo, el documento resalta que el conocimiento ancestral de los pueblos indígenas es esencial para encontrar soluciones sostenibles, y pide justicia frente a la deuda externa que afecta a los países empobrecidos.
Las redes católicas recordaron el mensaje del Papa León XIV, quien llama a la no violencia como estilo y método para enfrentar los retos actuales. “La no violencia activa es una respuesta poderosa a las crisis que enfrentamos”, expresa el texto.
Se remarcan como ejemplos las comunidades que, mediante medios pacíficos como la organización, las acciones legales y la solidaridad internacional, resisten la deforestación y la expansión de industrias extractivas.
La declaración hace un llamado a detener el avance de la guerra y renovar el compromiso por la paz y la justicia climática. “Un mundo pacífico es posible; un mundo verde es posible; un mundo mejor es posible”, afirman los firmantes Alistair Dutton (Cáritas Internationalis), Josianne Gauthier (CIDSE) y Martha Inés Romero (Pax Christi Internacional).
De cara a la COP30, la declaración conjunta se presenta como una invitación a gobiernos, organizaciones y comunidades de fe para actuar de manera coordinada y con urgencia frente a la crisis climática y social que enfrenta el planeta.